Por Vanessa Valdez
SANTO DOMINGO.- Con el temor constante de que su casa se desplome sobre ella, la señora Santa Encarnación, de 68 años, vive en condiciones precarias. Sola y sin ningún tipo de ayuda, la vida para esta envejeciente es una batalla diaria.
Su hogar, una pequeña casa de madera y zinc construida hace décadas, ha sufrido el desgaste implacable del tiempo. Las paredes, ya podridas por la humedad, amenazan con caer en cualquier momento. El techo, lleno de agujeros, filtra el agua cada vez que llueve, lo que hace que su hogar sea inhabitable durante las tormentas. “Cuando llueve no sé a dónde meterme; el agua entra por todas partes y me deja sin dormir”, comenta doña Santa.
Además de los problemas estructurales de su casa, doña Santa no cuenta con una cama adecuada ni con muebles en funcionamiento. Los pocos enseres que posee están desgastados y rotos, lo que dificulta aún más su vida cotidiana.
Pese a todas estas dificultades, doña Santa sigue luchando para sobrevivir. Todos los días sale a vender aguacates y palomitas de maíz, un trabajo que apenas le alcanza para comer. Esta situación se agrava aún más por el hecho de que ha logrado superar el cáncer, una enfermedad que mermó considerablemente sus recursos económicos y su salud.
Los vecinos han intentado ayudarla con lo poco que pueden, pero sus esfuerzos no son suficientes. Por ello, doña Santa hace un llamado a las personas de buen corazón que puedan contribuir con materiales de construcción o donaciones para que ella pueda reconstruir su hogar antes de que ocurra una tragedia. “Solo quiero un techo seguro, no pido más”, expresa con esperanza.
Si usted desea ayudar a la señora Santa Encarnación a tener un hogar digno, puede contactarla al teléfono 829-957-1473. Cada gesto de solidaridad puede marcar la diferencia en su vida.