180 grados: Ecuador y el Crimen Organizado

Por: Francisco Tavárez (El Demócrata)

Ecuador, conocido por estar en las principales listas turísticas y por tener a Quito, su capital, considerada una de las más seguras en América Latina, ha dado un giro de 180 grados, sumergiéndose en una espiral de violencia vertiginosa y llena de interrogantes. Ecuador es un ejemplo reciente de cómo el narcotráfico y el crimen organizado avanzan sigilosamente hasta estallar de manera evidente.


A partir de 2018, comenzaron a aparecer indicios contundentes y evidentes del descontrol por parte de las autoridades ecuatorianas. Muchos atribuyen esta situación a la complicidad, aprovechada por los cárteles más importantes de la región para encontrar un refugio perfecto y desatar una violencia sin precedentes. Si miramos la historia reciente, las autoridades alardeaban de las estadísticas favorables de ese país sudamericano; de igual forma, agencias internacionales confirmaban la bonanza, no solo en el turismo, sino también en cuanto a que un importante porcentaje de ecuatorianos había salido de la pobreza. ¿Cómo se explica el estallido de violencia y caos que se vive ahora? La respuesta es el narcotráfico internacional.


La crisis de autoridad y la complicidad con grupos criminales han sido terreno fértil para que los principales cárteles vean a Ecuador como un territorio con un importante potencial para la industria del narcotráfico. Un escenario que estos grupos han aprovechado es el alto índice de desempleo, lo que ha llevado a muchos a involucrarse en el microtráfico, los secuestros y las extorsiones, impulsando a las principales bandas criminales de Ecuador hasta la escala que conocemos hoy en día.


Desde el asesinato de candidatos políticos hasta el secuestro en vivo de varios periodistas de un canal de televisión, parecería que Ecuador ha tocado fondo. Con una demostración de fuerza, las autoridades ecuatorianas podrían inclinarse por la mano dura, como lo han hecho otros países como El Salvador. ¿Es esta una medida de éxito que debe replicarse? La mano dura aplicada a los distintos casos de violencia ha sido un cliché en nuestros países. Sin otras medidas, será desgastante para las autoridades policiales combatir el narcotráfico y la inseguridad.


La pobreza y la desigualdad han sido dos de los ingredientes más deseados por los cárteles para encontrar quienes hagan el trabajo de la distribución. A esto se suma la impunidad provocada por jueces corruptos. Mostrar y hacer respetar el músculo que representa la autoridad es importante, pero insuficiente.


El microtráfico necesita contrarrestarse de una forma muy distinta a como se pretende erradicar el narcotráfico a gran escala. ¿Por qué? Porque son extremos donde operan actores, circunstancias, motivaciones y cómplices muy diferentes. No podemos aplicar los mismos métodos a escenarios distintos.

Mirarnos en el espejo de Ecuador no es descabellado. En estos momentos, República Dominicana presenta avances importantes en el área económica; sin embargo, incautar la droga no hace que la tarea de las autoridades esté completa. Es necesario derribar los muros de la impunidad y llegar a los principales tentáculos del narcotráfico antes de que sea tarde.

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