Por: Francisco Tavárez (El Demócrata).
Los presuntos autores del asalto al Banco Popular Dominicano han generado una gran conmoción en la sociedad. En medio de esta tragedia, la figura de su madre se alza como un símbolo de dignidad y perdón.
Esta madre, que ha perdido a un hijo de manera violenta, nos implora que no matemos a su familia dos veces: una vez en el acto criminal y otra en el juicio público.
“Hay una madre que nos implora que no matemos a esa familia dos veces. Esa señora no tiene paz. Seguro que no duerme, no come. No va a poder ya vivir literalmente. Pero cada vez que entra a un teléfono y ve la información del caso, es otra muerte más en vida. Señora, comprendo su dolor. Me solidarizo con usted.”
Sus palabras nos muestran una fortaleza y una grandeza de espíritu pocas veces vistas.
A pesar de su dolor, esta madre pide que sus hijos enfrenten la justicia, mostrando una integridad y humanidad que conmueve.
“Me identifico con su mensaje. Qué bueno y qué orgulloso saber que, a pesar de ser la madre de esos tres hermanos después de haber perdido a un hijo, usted está implorando perdón y dispuesta a que sus hijos paguen.
Qué grande es usted, Doña.
¡Qué grande! Quisiera darle un abrazo. Quisiera, con toda mi solidaridad, abrazarla.”
En un mundo dividido por el odio y la venganza, su voz nos recuerda la importancia del perdón y la compasión. Doña, usted es un ejemplo de valentía y humanidad.
Su llamado nos invita a reflexionar y a actuar con el corazón.