Desde que Donald Trump propusiera un muro en la frontera con México en República Dominicana se levantaron voces que aplaudieron esa decisión, muy criticada por la comunidad internacional, y que a la vez propusieron que en República Dominicana se tomara una iniciativa parecida en la frontera con Haití.
Muchos vieron esa idea como algo descabellado, pero nosotros, en su momento, nos sumamos también a las voces que clamaron por un muro en la frontera con Haití y hoy el presidente Luis Abinader nos ha escuchado al anunciar la decisión construir una verja perimetral inteligente en la frontera con el vecino país.
Entre los dos países es necesario se necesita el libre mercado, la libertad del flujo comercial, el intercambio económico, pero con garantías de asegurar la frontera porque no podemos terminar con nuestra flora y fauna ni poner en riesgo nuestra salud, la seguridad, los empleos en un país tan pequeño como el nuestro con diez millones de habitantes y que ingresen diez millones de haitianos.
En el decreto que autoriza la construcción del muro el gobierno ha declarado de emergencia las compras y contrataciones para el diseño, construcción, equipamiento de los servicios de ejecución en una categoría de secreto de Estado.
El mandatario autorizó al Ministerio de Defensa realizar las compras y contrataciones y es importante señalar que ya se ha ejecutado 23 kilómetros en Jimaní y Elías Piña. De acuerdo al decreto esto se hace por seguridad nacional y tendrá una duración de doce meses a partir de su emisión por lo que deberá concluir el 22 de abril del año 2022. Así mismo se califica como reservada toda información adicional autorizada por el decreto.
República Dominicana tiene una historia marcada por la tragedia, escrita a sangre y fuego al tener que librar cruentas batallas con países que poseían ejércitos formidables y en todos vencimos. Desde 1844 nuestra única función ha sido defendernos de todas las amenazas contra este pueblo que ha luchado para mantener su soberanía.
Ahora bien, esto de compartir la isla con Haití se ha agravado ante el deterioro de la estabilidad de ese país, donde no hay empleos, salud, educación, de nada. Nosotros no tenemos nada en contra del pueblo haitiano, pero debemos regular con estricta seguridad la entrada y salida, no solo de la migración ilegal, sino de todo lo que representa esa frontera en términos de contrabando, tráfico ilegal de armas, narcóticos, incluso trata de personas y todo el tipo de mafia que se puedan imaginar.
Al mismo tiempo hacemos un llamado a la Comunidad Internacional que ayuden a reconstruir a Haití, que su acción vaya más de la mera donación de ayudas o tener fuerzas militares para garantizar la estabilidad de un pueblo con hambre y necesidades porque la élite económica y empresarial se ha robado el presente y futuro de ese país.
Por: Francisco Tavárez, el Demócrata.