El 06 de abril del 1805 debe ser grabado en la memoria de los dominicanos como eterno recordatorio del Degüello de Moca. Sobre esa masacre, Gaspar de Arredondo y Pichardo escribió un libro Memoria de mi salida de la isla de Santo Domingo. Fue publicado el 28 de abril de 1805 en Cuba adonde huyó poco después de estos sangrientos eventos y en él ofrece su testimonio.
El hecho ocurrió en el cementerio los prisioneros varones. Entre las víctimas se cuentan más de 20 sacerdotes. Incendia al pueblo y se lleva consigo 249 mujeres, 430 niñas y 318 niños.
Los haitianos reunieron a los hombres en la Plaza central y a las mujeres en la Iglesia, donde solo dos quedaron vivas al simularse muertas.
Engañados con la creencia de un indulto colectivo, se ha estimado que cerca de 500 personas fueron víctimas de ese genocidio. En Haití el propio Dessalines lo mostró como lucha contra el retorno a la esclavitud y aseguramiento de la independencia, en contra de Jean-Louis Ferrand.
Escribió el general invasor haitiano en su diario de campaña que el saqueo de Santo Domingo era lo único que faltaba para completar sus planes.
En su paso, las tropas enemigas invasoras quemaron todas las villas que atravesaron. Sembraron de muerte y dolor su trayectoria maléfica cargada del odio racial que nos tienen, aunque seamos los dominicanos de hoy, los acusados de xenofobia.
Los gobiernos dominicanos se manejan con temor frente a los haitianos y el tema de la matanza de Moca apenas es mencionado en la historia. Sin embargo, con rubor, mencionan la matanza del 1937 ordenada por Trujillo y amplificada hasta lo ridículo por los haitianos.
El Degüello de Moca, cobarde hecho perpetrado con la barbarie que identificó a esos ejércitos, resultó una orgía de sangre, gratuita e innecesaria. El mismo constituye un acto de terror y posterior saqueo que debe quedar grabada en la memoria nacional y ser recordado cada año.
Después del terremoto del 2010, el presidente Leonel Fernández donó una Universidad al hermano país de Haití. Y ¡ohh! ironías de la vida. El nombre que se le puso a esa alta casa de estudios fue el de Henri Christophe, el mismo del degüello de Moca.
Por: Francisco Tavárez, el Demócrata.