Parece una novela sin final esta Operación Coral, sobre todo al escuchar que la defensa de Adán Cáceres demandará al Estado. Todo esto como parte de una estrategia que busca reivindicar los derechos de su defendido.
Para ello alegan un sinnúmero de violaciones de los derechos fundamentales del General Adán Cáceres.
Cristian Martínez y Francisco Álvarez, abogados del General, afirman que existe una trama desde el Ministerio Público contra su defendido. Plantean que se ha construido un expediente sobre la base de la falsedad y graves violaciones al debido proceso.
Basan su amenaza de demandar al Estado ante organismos internacionales en que, desde el Ministerio Público, utilizan hasta la prensa para denostar de su defendido.
Desde el Demócrata somos muy críticos y entendemos se deben cuidar los excesos, garantizar la institucionalidad y que se cumpla con el debido proceso. Siempre partiendo de la presunción de inocencia que es un principio universal que reconoce la constitución.
Ahora bien, los abogados no pueden pretender confundir la sociedad. Están tratando de ganar un juicio en la opinión pública sabiendo que en donde deben ganarlo es en los tribunales.
No ha sido una condena lo que se le ha dado al Mayor General Cáceres y sus abogados lo saben muy bien. Hasta el momento solo se ha emitido una medida de coerción y como abogado que soy les advierto que lo peor está por venir.
Afirman que el Ministerio Público se negó a recibir las pruebas de su defendido, pero las pruebas a quien deben presentarlas es al juez. El Ministerio Público es una parte acusatoria y quien decide si las pruebas son válidas o no es el juez.
En este caso la jueza Kenia Romero entendió que había suficientes pruebas para enviarlo a Najayo por las implicaciones en este entramado de corrupción.
Este caso ha sido declarado como uno de los más complejos en la historia de la República Dominicana. Pareciera que Cáceres y otros de los acusados están pagando no por una defensa técnica, sino por una campaña de relaciones públicas.
Desde hace mucho tiempo se viene observando que los medios de comunicación son el nuevo escenario donde se libran las batallas judiciales. Quien logre más ruido en los medios tiene la mitad del pleito por aquello de que la boca es la mitad del pleito.
¿Hasta qué punto este tipo de estrategia funcionan? ¿Se busca de manera consciente revertir el daño a la imagen de un imputado?
Es importante que sus abogados entiendan que esto no va a tener ningún impacto en términos jurídicos y que sus estrategias están totalmente errada.
Por: Francisco Tavárez, el Demócrata.
