Cuando visualizamos el panorama migratorio de manera global la realidad de Haití nos convoca a un análisis minucioso no solo sobre las causas, sino también de los errores y consecuencias para la República Dominicana.
El escenario migratorio se ha caracterizado por develar la incapacidad de los Estados para proporcionar respuestas que respeten los derechos humanos y que a la vez planteen una política coherente en ese sentido; ante este contexto es importante preguntarnos ¿por qué la migración haitiana no ha tenido una solución sostenida en el tiempo? ¿qué hay detrás de la incapacidad del gobierno haitiano para no ofrecer una solución sostenida a la realidad migratoria? ¿por qué República Dominicana ha tenido una actitud irresponsable para otorgar respuestas certeras en el ámbito jurídico, económico y político para contrarrestar esta crisis?
En República Dominicana vive casi medio millón de inmigrantes, aunque no todos son tratados por igual. Según la Oficina Nacional de Estadística, los inmigrantes haitianos son los que menos beneficios laborales tienen respecto a inmigrantes con otras nacionalidades.
Los haitianos son numerosos en las zafras de los ingenios azucareros, en otros sectores agrícolas, la construcción, la industria turística, los servicios domésticos y el comercio informal. Coincidentemente, son los sectores azucareros y de construcción los que más han crecido en la economía dominicana y los que han empleado a más inmigrantes que dominicanos.
La Asociación Dominicana de Constructores y Promotores de Viviendas publicó un estudio en el 2018 del que se desprende que la cantidad de trabajadores inmigrantes triplica la cantidad de trabajadores dominicanos en el sector de la construcción. Esa Asociación estima que el 50% de los trabajadores en el sector de la construcción son haitianos y esa cantidad suma 150.000 trabajadores, la gran mayoría de ellos permanecen indocumentados o irregulares dentro de República Dominicana.
La historia dominicana ha estado marcada por un flujo migratorio sin control de uno de los países más pobres del hemisferio. Uno de los impactos más severos que ha sufrido Haití y que ha impulsado esta crisis ha sido la corrupción gubernamental a gran escala, la falta de transparencia en el manejo de los recursos del Estado y las grandes desigualdades sociales.
Mucho se ha indicado de los efectos de la migración haitiana para nuestro país: niveles de pobreza más altos, ocupación de los hospitales, desplazamiento de la mano de obra dominicana. No obstante, estamos en presencia de una crisis permanente, la República Dominicana y su política ha estado desenfocada en proporcionar soluciones sostenibles.
Respecto a la tasa de natalidad, se ha discutido mucho sobre el aumento de partos de mujeres haitianas en República Dominicana; en el año 2019 el 12% de los partos registrados por el Ministerio de Salud Pública fueron de mujeres haitianas y en su mayoría se trata de mujeres indocumentadas. ¿Por qué esos indicadores despiertan tanto recelo y sospechas entre los dominicanos? ¿por qué la inacción de los gobiernos ha sido tan evidente?
En un intento por contrarrestar el flujo migratorio de nacionales haitianos hacia la República Dominicana se emitió la sentencia del Tribunal Constitucional conocida como la núm. 168-13 y fue uno de los acontecimientos en la historia dominicana reciente de mayor tensión no sólo entre Haití y República Dominicana, sino también en la comunidad internacional. Una sentencia que procuró como objetivo fundamental desnacionalizar a 200.000 individuos de ascendencia haitiana en República Dominicana con documentación legal. Como consecuencia de las reacciones, fue promulgada la Ley 169-14 y el Decreto 250-14 que establece el Reglamento de Aplicación de dicha Ley y un Plan de Regularización con múltiples fallas y falta de continuidad.
así las cosas, concluimos que la inmigración irregular es un círculo vicioso porque conviene a los intereses de sectores económicos muy poderosos. Si República Dominicana no tiene la capacidad de satisfacer las necesidades de su propia población, no puede razonablemente hacerse cargo de todos los inmigrantes, pero lo que empeora la situación es que el crecimiento económico dominicano ha necesitado de una inmigración a la que se le han negado oportunidades de regularización para la seguridad social y otros derechos adquiridos.
en este orden entendemos que a República Dominicana le conviene ajustar la política migratoria en función del respeto a los derechos humanos y los objetivos de desarrollo sostenible para que tengamos controles reales del problema migratorio.
