Por: Juliana Cruz
Santo Domingo. – A inicios del año 2024, Haití, se ha visto envuelto en una preocupante ola de secuestros, asesinatos, vandalismo y violencia, paralizando las carreteras principales y generando caos en la nación.
Las protestas, dirigidas principalmente contra el primer ministro Ariel Henry, han desencadenado una serie de eventos que han llamado la atención internacional.
El comandante Guy Philippe, líder destacado en Haití, ha expresado que la lucha no es por el poder, sino contra la inseguridad, el hambre y la humillación que sufre el pueblo haitiano. Philippe enfatiza la importancia de cambiar esta realidad y permitir que el pueblo haitiano decida su propio destino, sin dictados externos.
En su llamado, exhortó a la Policía Nacional que, tiene la obligación de acompañar al pueblo, para proteger y servir, a la vez de pedirles que no acepten intimidaciones con amenazas de cancelación.
Después de este llamado, ciudadanos de diversas localidades de Haití salieron a las calles el lunes para exigir la renuncia del primer ministro, Ariel Henry. Desde ese entonces, se han podido presenciar una serie de acontecimientos, pero también, se han tomado medidas a causa de los mismos.
Las autoridades reforzaron la presencia militar en áreas estratégicas, como el mercado de Dajabón, la Torre de la Virgen y los alrededores del campus industrial de Codev. Esta medida se implementó ante conatos de disturbios en la comunidad de Juana Méndez, del lado haitiano.
En la localidad de Juana Méndez, las escuelas, bancos y oficinas públicas permanecen cerradas.
La situación en Haití refleja una profunda crisis que va más allá de los acontecimientos recientes. La combinación de violencia, inestabilidad política y descontento social ha creado un panorama complejo para el país vecino. La lucha por cambios significativos, liderada por figuras como el Comandante Guy Philippe, destaca la urgente necesidad de un gobierno que priorice las necesidades y aspiraciones del pueblo haitiano.
Mientras observamos estos eventos desde fuera, es esencial reconocer la importancia de apoyar soluciones que promuevan la estabilidad, la justicia y la autodeterminación para el bienestar a largo plazo de Haití y su gente.
