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Cuando el que manda pierde la vergüenza el que obedece pierde el respeto

La delincuencia se genera cuando el ciudadano es víctima de robo, atracos en su mayoría con armas blancas o pistolas. Entonces, en un evento como este se producen las dos cosas: violencia y delincuencia.

Por lo general estos son fenómenos que pueden resultar de la globalización, las condiciones de pobreza o de las estructuras, o sea es estructural.

Sociológicamente hablando la violencia era un fenómeno exclusivo de los estados y quienes hayan leído 1984 de George Orwell podrá comprobarlo. O sea ahí se observa con claridad el nivel de conocimiento y de represión que tienen los estados en cuanto al fenómeno de la violencia.

El problema se agrava cuando también la delincuencia se convierte en un problema estructural del estado. Por eso el expresidente Hipólito Mejía habló claro cuando se le preguntó por el tema de la violencia y la delincuencia.

Dijo que se resuelve con hechos no con teorías y que a los presidentes no se le aconseja porque saben demasiado. Aquí hacía alusión a que suelen tener muchos asesores, pero a su vez reciben un diagnóstico diario sobre todo lo que ocurre en el país.

Desde el 2005 hasta la fecha los gobiernos han elaborado planes para combatir la delincuencia y la violencia. Leonel Fernández presentó Barrio Seguro, un programa que no dio resultados porque los policías se hicieron cómplice de los delincuentes. Al final la gente terminó confiando más en los delincuentes que en la policía porque si emitían una denuncia la policía se los decía al delincuente.

Hasta el momento lo que hemos tenido son teorías, no hechos incluso el actual gobierno también presentó un plan de seguridad ciudadana. Pero el Ministro de Interior y Policía dijo que no había presupuesto para enfrentar la delincuencia.

Precisamente aquí reside la crítica que hace Hipólito, otro plan de seguridad ciudadana que es teoría, pero no se puede materializar. Otra vez nos quedamos en el plan, pero no en los hechos.

Mientras no se decida enfrentar la inseguridad ciudadana desde las mismas estructuras que las generan, seguiremos teorizando sobre ella. No se puede terminar la delincuencia ni la violencia porque quienes están llamados a ser la solución son parte del problema.

La policía dejó de ser un referente moral y un ente de respeto, a diario vemos escenas de ciudadanos en peleas con agentes del orden. De esa manera será imposible establecer un orden y ahora es peor que se le suman funcionarios incapaces.

Y lo que sucede es algo simple: Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto.

Por: Francisco Tavárez, el Demócrata.