Por Francisco Tavárez:
Es preocupante observar cómo los legisladores del Partido Revolucionario Moderno (PRM) parecen seguir ciegamente las directrices del presidente Luis Abinader, replicando el mismo control centralizado que en su momento criticaron al Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Esta dinámica plantea serias interrogantes sobre la verdadera independencia del Congreso y el rol de los diputados en la República Dominicana.
Los legisladores no deben ser meras extensiones del Poder Ejecutivo; su deber es representar los intereses del pueblo. Reformas cruciales, como la constitucional y la fiscal, requieren un debate profundo y un análisis riguroso en el Congreso, no ser aprobadas simplemente por lealtad partidaria. Si la independencia legislativa se pierde en favor de la obediencia ciega, el equilibrio democrático se ve seriamente comprometido.
Es vital que los diputados recuerden su compromiso con la nación y actúen con la autonomía que su cargo exige. El país necesita un Congreso que sea un verdadero contrapeso al Poder Ejecutivo, y no una cámara que ratifique automáticamente las decisiones presidenciales. La independencia legislativa no es un lujo, sino una necesidad fundamental para la democracia.