Keiko Fujimori y Pedro Castillo se disputan, literalmente, voto a voto en los conteos por la presidencia del Perú. Es pertinente observar que gane quien gane deberá formar alianzas en el Congreso para tratar de ejecutar su agenda política. ¿Pero, la composición del Congreso peruano será un problema para Keiko o para Castillo?
En el Perú, los representantes al Congreso unicameral de 130 parlamentarios son elegidos a la par del presidente de la república. Estos tienen el mismo período de gestión: cinco años. Según los conteos del llamado voto preferencial son al menos 11 los movimientos políticos que lograron curules en el Legislativo Peruano.
A la cabeza está el movimiento Perú Libre de Pedro Castillo con 28 escaños, el partido tradicional de derechas Acción Popular con 23. Fuerza Popular de Keiko con 16, Acción para el Progreso con 14, Renovación Popular con 11. Avanza País con 10, Juntos por el Perú con 8, Podemos Perú con 6 y otros tres movimientos con 5 cada uno.
Un eventual gobierno de Fujimori deberá lidiar con el Congreso de representación fragmentada y veremos con quién forjará alianza para gobernar con cierta comodidad. Creemos que la composición del Congreso no preocupa a Pedro Castillo, pues su primera promesa de campaña fue el establecimiento de una Asamblea Constituyente. El objetivo sería redactar una nueva Constitución para el Perú que reemplace la vigente aprobada en 1993 durante el mandato de Alberto Fujimori.
Si gana Castillo y conforma la Constituyente el nuevo Congreso tendría poca vida y así Castillo se desembaraza de la necesidad de hacer alianzas. Sería un parlamento fragmentado, y su Asamblea Constituyente redactaría una Carta Magna a su medida. La refundación del país es común en los regímenes del llamado Socialismo del Siglo XXI, pasó con Maduro en Venezuela y con Evo en Bolivia.
No es ningún secreto que la agenda de Castillo está alineada a los gobiernos filo-comunistas antes mencionados. Por eso es de suponer que de ganar querrá acaparar el control de los poderes del estado, amparado en su nueva Constitución. Y luego de asegurar esto, gobernará con los afanes autoritarios que no ha escondido durante la campana, con increíble aceptación entre el electorado.
De ser electa Keiko Fujimori dirigirá un país polarizado, ya no solo con un Congreso fragmentado. Tendrá un electorado que, en menor porcentaje, votó por ella sin estar convencido de su propuesta y con la gran tarea de gobernar para todos. Su desafío será encabezar un gobierno que atienda a los más necesitados sin caer en el populismo que no trae desarrollo. La sostenibilidad de un país devastado por la pandemia con gran descontento popular reflejado en las urnas será su otra gran tarea.
Por: José Andreu. Miami, Florida para el Demócrata.