Una de las cosas que se ha atribuido Estados Unidos es el de ser pacificador del mundo y esto lo justifican con guerras e invasiones. Incluso en nuestro país nos intervino en dos ocasiones al igual que Haití sin ningún resultado favorable salvo el dejar dictadores.
Como sabemos, tras los atentados del 11 de septiembre del 2001 Estados Unidos decide invadir a Afganistán con el propósito de enfrentar a los talibanes. En el 2018 el presidente Donald Trump decidió sacar a los soldados estadounidenses de Afganistán porque le estaban saliendo muy caros al país.
Pero es Joe Biden quien hace efectiva esta disposición y apenas anunció esto los talibanes se hicieron cargo de la ciudad. Y nos preguntamos ¿si se protegía a la sociedad de los Talibanes y Al Qaeda, cómo es que tomaron la ciudad con tanta rapidez?
Las conclusiones del último informe del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR, por sus siglas en inglés) nos muestran la respuesta
Este informe ofrece una crítica mordaz a la misión de Estados Unidos en Afganistán. Justo cuando el Gobierno de Biden se esfuerza por evacuar a estadounidenses y afganos del aeropuerto de Kabul en una caótica carrera.
Dentro de las cosas positivas se incluyen las libertades para las mujeres, crecimiento de la economía y disminución de la mortalidad infantil. También el aumento del PIB per cápita y el incremento de las tasas de alfabetización.
Pero el informe también afirma que la permanencia de Estados Unidos por más de 20 años en Afganistán se basó en una estrategia incoherente. Totalmente repleta de recursos pero carente de un liderazgo cohesionado y una misión bien definida.
Esto condenó el esfuerzo de reconstrucción de 20 años de Estados Unidos, que vio cómo los contribuyentes estadounidenses invertían US$ 145.000 millones en proyectos. Pero estos eran a menudo insostenibles, corruptos y forzados en plazos poco realistas.
«En lugar de reformar y mejorar, las instituciones y los agentes de poder afganos encontraron formas de cooptar los fondos para sus propios fines. Esto lo que hizo más fue empeorar los problemas que estos programas debían abordar».
La esperanza de vida aumentó en 10 años, el PIB casi se duplicó, pero otras tendencias iban en dirección contraria, incluida la seguridad del país.
«No es de extrañar que Afganistán siga figurando entre los países más corruptos del mundo», escribió el SIGAR.
Según el informe, los funcionarios de EE.UU. encargados de la reconstrucción a menudo no entendían a Afganistán y daban poder a las personas equivocadas. Esto a su vez impulsaba la corrupción.
Estados Unidos nunca fue capaz de establecer una fuerza tan cohesionada, a pesar de haber gastado US$ 83.000 millones en entrenar. Y también equipar a las Fuerzas Nacionales de Defensa y Seguridad de Afganistán durante 20 años.
El propio gobierno, creado a través de las elecciones con la ayuda de Estados Unidos, nunca encontró la legitimidad que necesitaba. Por consiguiente tampoco obtuvo el apoyo de la población.
Intentó dotar de poder al ejército de Afganistán, pero solo con armas y equipos que consideraba que los afganos podían mantener. Algunas de esas armas hoy han caído en manos de los talibanes.
Estados Unidos también intentó construir un proceso electoral duradero y una tradición democrática desde cero, al tiempo que intentaba respetar la soberanía de Afganistán.
Al final vemos los resultados y no son los halagüeños.
Por: Francisco Tavárez, el Demócrata.