Los padres dominicanos están cediendo la custodia de sus hijos, muchas veces sin pensar en las consecuencias y la seguridad, a personas no siempre bien intencionados.
Todo esto tiene que ver precisamente con que, al descubrir el potencial de un niño a los 8, 9, 10 años, o si tiene 14 o 15 años y los scouts los han visto, lo han firmado porque tienen el potencial de compromiso, asumen el financiamiento de la ropa, los entrenamientos, entrega de dinero que no necesariamente tiene que ver con la preparación de los peloteros, aprovechan la necesidad de muchas familias empobrecidas que terminan convirtiendo a sus hijos en potenciales botines de guerra.
El béisbol les arrebata la oportunidad de tener una infancia, una adolescencia, de educarse que es lo más peligroso. Las estadísticas señalan que son muy pocos los peloteros que después de una carrera de diez o doce años de entrenamiento, de abandonar su vida y la propia familia desde el punto de vista de la normalidad que debería tener un niño de 7 u 8 años hasta llegar a los 16 o 17 años, lo que logran ser firmados y mucho menos lo que una vez que son firmados en triple A logran llegar a las Grandes Ligas y todo esto es un mercado negro que cada vez se pone más difícil.
Los días en los que los prospectos más cotizados y su familia tenían que esperar a cumplir 16 años para firmar, superar rigurosos exámenes físicos y contar hasta noventa días para ver los primeros dólares del béisbol y que se realice un desembolso en los Estados Unidos quedaron en el pasado precisamente porque hay una especie de mafia en torno al béisbol.
Este tema lo hemos conversado con expertos en la materia como Amaury Polanco que nos habla de organizaciones que parecen bancos, financieras que están comprando los derechos de los prospectos sin que necesariamente tengan el tiempo requerido ni la madurez física y emocional para firmar.
Para un programa reclutar, comprar, que es la la palabra que se maneja en el negocio del béisbol, a un niño de 12 años que promete, puede comenzar pagándole al padre o madre $2.000 dólares y si el entrenador tiene un buen reporte la cifra se puede quintuplicar hasta los $10.000, aunque en algunos casos llega hasta los 20,000 de acuerdo con el potencial del prospecto.
El problema no es el baseball ni lo genera las Grandes Ligas, la distorsión la genera hacer que un niño de 6, 7 u 8 años ya no sea visto como lo que es, un niño, como una persona que debe desarrollar una vida cotidiana, que debe jugar, ir a la escuela, compartir con sus padres, con sus amiguitos y en quien el béisbol debe ser un complemento. Se les está quitando toda la oportunidad de la normalidad a estos niños y se convierten en robot, en esclavos de contratos económicos y esto está dañando de mala manera a nuestra sociedad.