Nuria Piera ha ampliado la investigación en curso sobre el destituido director de la Lotería Nacional y resulta que no solo es señalado como el autor intelectual ni parte de la trama, sino que el propio administrador cometía otros delitos que de seguro le llevarán a sacarse el gran premio que será la cárcel.
Con testimonios Nuria presentó que, como decimos en buen dominicano, orejeaba los números, pero no solo eso, sino que utilizaba amigos a quienes, aparentemente, les debía algunos favores para esta trama.
Habría que ver hasta qué punto esto no era una práctica vieja, pero lo delicado de este señor es que solía darles los números a esos amigos y luego no les daba un centavo, parecido a lo que sucedió con la presentadora a quien le ofrecieron dos millones de pesos y le dieron 15 mil.
Ambos denunciantes afirman que uno debió recibir seis millones y otro dos, pero nunca lo recibieron. Estos amigos viven en Estados Unidos.
Se trata de Rubén Santiago Reyes, presidente de la Fundación Bonaenses Ausentes y Julio de Jesús Javier Jiménez presidente del Patronato pro-ayuda al Cuerpo de Bomberos Nacional e Internacional.
Ambos denunciaron que Dicent los engañó. Ellos son amigos desde Bonao, de donde son oriundo y les prometió ayudarlos de dos formas: a través de fondos de la lotería nacional y la otra manera es dándole los números ganadores de la lotería.
Él les pedía dinero para jugar los números aquí. A uno le pidió mil dólares y a otro 200. El que invirtió mil se sacaba seis millones y el de 200 un millón.
Lo extraño es que esto sucede dos días después del sorteo que lo involucra a él como autor intelectual y parte de la trama.
La otra historia de este señor es que en el 2012 el señor Dicent dijo que tenía cáncer terminal, por ello preparó una rifa, recaudó fondos y al final se sanó milagrosamente.
Con lo que ha salido de Dicent ya no puede seguir suspendido, sino destituido. En este gobierno ya se han destapado cosas de corrupción muy graves que no pueden seguir siendo simplemente suspendido, sino destituidos.
No se puede enviar la señal de que perseguimos a unos sí y a otros no, la justicia no puede tener dos manos: dura y blanda porque al final las cosas no terminarán bien.
Por: Francisco Tavarez, el Demócrata.