La Fundación Manos Unidas por Autismo celebró con éxito la décima edición de su tradicional caminata Dale color a mi vida. Este año, el enfoque estuvo centrado en la inclusión social y laboral de los adultos con Trastorno del Espectro Autista (TEA), una población que, pese a su inmenso potencial, sigue siendo frecuentemente invisibilizada.
“Este no es solo un evento, es una oportunidad para exponer y visibilizar a nuestras familias y a sus hijos, para que la sociedad pueda sensibilizarse, comprender y conectarse con esta realidad. Queremos que cada persona que asista pueda identificarse con la causa, llevarse un mensaje de empatía y ser parte activa del cambio”, expresó Odile Villavizar, presidenta de la fundación.
La caminata tuvo como propósito inspirar a instituciones, empresas y a la ciudadanía en general a comprometerse con la creación de oportunidades reales de desarrollo e independencia para las personas adultas con autismo.
“Las personas con autismo son productivas y tienen capacidades, por lo tanto pueden desempeñarse en un entorno laboral. Desde Manos Unidas por Autismo trabajamos para promover su autonomía e independencia”, precisó Benny Metz director de CONADIS.