Para nuestras plataformas El Demócrata y Más Allá de la Curva entrevistamos al coronel retirado Huáscar de Peña quien fuera retirado de las filas militares por haber decomisado 300 kilos de drogas que no debió porque pertenecían a otros jefes.
En la conversación con Huáscar nos enteramos de muchas interioridades que suceden a lo interno de las estructuras delictivas que operan en las fuerzas policiales de nuestro país.
La entrevista pueden verla completa el nuestro canal de YouTube, pero por el interés que reviste el momento vamos a centrarnos en este artículo en las revelaciones que nos hiciera acerca de las mafias que operan en el aeropuerto del Cibao porque lo sucedido con el niño de nueve años que perdió la vida en un asalto mientras regresaban por el aeropuerto del Cibao pudiera ser más común de lo que imaginamos con la diferencia que de que, quizás otros casos no tuvieran tanta exposición mediática.
Yo trabajé en el aeropuerto del Cibao y renuncié por la corrupción interna que había en ese lugar. Las estructuras de poder maligno no trabajan solas. Toda la mafia inicia desde donde deben protegerte que es el aeropuerto. Afirmó de Peña.
Todos los jefes tienen sus contactos ahí dentro porque es un sistema putrefacto. Esa estructura inicia desde cuando la gente llega y se registra en el aeropuerto.
A quien se niega a colaborar le ponen seguridad para tenerlo vigilado. A los militares y policías les pagan sueldos de miseria para que se vean en la obligación de aceptar estar en la estructura.
Todos los gobiernos y jefes militares conocen de esas estructuras, hay oficiales que tienen hasta veinte años en un solo lugar y no los mueven porque maneja las cosas internas de cómo funciona la estructura y el nuevo jefe solamente tiene que acomodarse y preguntar cómo funciona todo. Por eso vemos militares de alto rango con villas en las Terrenas o Casa de Campo.
¿Cómo es que funciona la llamada? ¿Quién la hace? ¿Quién los recoge en el parqueo?
Son estructuras capacitadas. Por lo regular, cuando desvinculan a un policía, un cabo, o cualquiera inmediatamente son llamados por esas estructuras y siguen haciendo lo mismo. Incluso a mí intentaron reclutarme para eso y les dije que no.
Ellos ven lo que le llaman el perfil de la persona, desde que viene bajando las escaleras los observan. Empiezan las llamadas y a darle las señales a los delincuentes.
Algo delicado es que ya para eso ni siquiera hay ética porque anteriormente los delincuentes tomaban en cuenta si venían con niños, con una mujer embarazada y no se atrevían, pero las ansias de dinero en esta actual coyuntura son tan grandes que ya no les importa si están incluidos niños o no.
Por: Francisco Tavárez, El Demócrata.