La ONU, burocracia ante el panorama bélico

La ONU, burocracia ante el panorama bélico

Por Francisco Tavarez. El Demócrata.

Era el 1945 y una reunión de cincuenta representantes de distintos países dio inicio a la creación de una organización sobre la cual reposaban grandes expectativas para garantizar la paz a nivel mundial, es así y con la firma de la Carta de Naciones Unidas que surge la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Pero hoy en día ampliamente cuestionada y con la necesidad de una transformación urgente.

Con un presupuesto, aproximado, de tres mil millones de dólares nos preguntamos si hacia dónde y verdaderamente cómo se está llevando a cabo una inversión de tal magnitud en un organismo con una estructura obsoleta y lenta en los pasos para tomar decisiones rápidas y determinantes ante las necesidades de un mundo convulso y desafiante. Una de las principales críticas hacia este organismo ha sido su falta de representatividad en su Consejo de Seguridad encargado, según la Carta de Naciones Unidas, de mantener la paz y la seguridad internacional. Saque sus propias conclusiones.

No podemos negar el rol histórico de la ONU, pero las realidades han cambiado y esta organización por más de setenta años no ha tenido las transformaciones que se requiere acordes a este tiempo. Ante sus intervenciones y resoluciones hay una estela de dudas, delitos y ausencia de sanciones. Esto último lo podemos ver en muchas de las misiones que ha llevado a cabo.

Solo por nombrar algunos casos recordemos el tráfico de alimentos en la sede de la Fuerza Interina de la ONU para el Líbano (Unifil). En el 2016, la ONU admitió una serie de fallos ante un ataque en Sudán del Sur con resultado de varios muertos. No podemos olvidar, los cientos de violaciones a niñas y mujeres en Haití perpetradas por la Fuerza de Paz (Cascos Azules) sin, a nuestro juicio, sanciones ejemplares para sus miembros y la reparación hacia las víctimas.

Los recientes conflictos en Palestina e Israel; así como la situación en Haití evidencian que la ONU necesita otra mirada. Es inaudito que un organismo como este se quedará por tanto tiempo para accionar ante la crisis que vive Haití, un país asediado por las bandas criminales y sin gobernabilidad y que su propio Consejo de Seguridad por mucho tiempo le haya dado la espalda postergando el debate sin una decisión firme para su intervención.

En el caso que le compete a la República Dominicana, distintos presidentes han levantado su voz para que este organismo tome responsabilidad y se ocupe de Haití sin recibir una respuesta que respete nuestra soberanía.  Si bien el Consejo de Seguridad aprobó una resolución para enviar una fuerza armada multinacional a Haití, lidereada por Kenia, la República Dominicana debe observar todo este proceso con especial atención.

Esta intervención tan accidentada y que está lejos de materializarse no será el paraíso o la solución de todos los males de Haití, por eso debemos estar atentos ante lo que viene, apostar de manera firme a que sea la comunidad internacional quien proporcione la ayuda financiera y la logística para que este despliegue, si llegase a ocurrir, sea exitoso para Haití.

No podemos olvidar que, respecto a la ONU, estamos ante un organismo burocrático con un accionar cuestionado. Es hora de pedir vehemente su trasformación para que sea una organización que mire y actúe cuando se requiera, desde la realidad de nuestros pueblos y no desde la indiferencia e incompetencia que ha demostrado en el tema haitiano.

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