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La realidad de lo que sucede en Haití

Para muchas personas puede resultar sorpresivo saber que históricamente en Haití ha existido una lucha racial entre negros y mulatos. No es una lucha entre ricos y pobres como se ha querido decir siempre, sino un problema de color de piel.

El problema racial coincide con que los mulatos sean quienes tienen la mejor posición económica, pero reiteramos que la lucha es racial, no económica.

Este problema racial ha conllevado una indignación histórica y unas luchas intestinas que jamás han permitido que Haití tenga estabilidad. Si un mulato es quien tiene la presidencia, los negros no se sienten representados y viceversa.

Esta lucha racial ha conllevado a que se formen grupos armados.  Su objetivo es exigir por la vía de la violencia lo que no se les concede por otros medios. Algunos de estos grupos se han desnaturalizado y convertido la lucha en un negocio que procura por la vía de los secuestros obtener beneficios económicos.  

El otro problema que existe en Haití es que ese país nunca se ha sentido independiente porque sus decisiones siempre están permeadas por poderes externos. Para nadie es un secreto la influencia que ejercen los Estados Unidos, Francia y Canadá en Haití, un tridente imperial que lo gobierna todo.

Esta situación genera en el pueblo haitiano impotencia e indignación porque sienten que ningún país debe ser quien mande o tome sus decisiones. De manera que existen otros grupos cuya lucha es contra la injerencia y la invasión como ellos les llaman. Aspiran a un Haití que sea gobernado por los haitianos, que sus presidentes obedezcan a sus necesidades y esto hace el tema más complejo.

¿Por qué convierte el tema en complejo? Por muchas razones de las cuales solo vamos a enumerar dos:

  1. Aunque Haití quiera un gobierno de los haitianos es muy difícil lograrlo porque quienes aspiran buscan ganarse el favor de estos países. O sea, en Haití gana la presidencia quien decida Estados Unidos como sucedió con Michel Martelly.
  2. El haitiano que decida ponerse en contra de esto difícilmente pueda ser presidente y si después de llegar intenta hacerlo entonces es destituido. Por esta razón los golpes de Estados son tan comunes lo que ahonda la inestabilidad. Incluso uno de los objetivos actuales es lograr la renuncia del Primer Ministro.

La pregunta que muchos se hacen es ¿está Haití preparado para ser gobernado sin que exista la mediación de estos poderes externos? La respuesta rápida sería que no.

Mientras perviva la lucha racial en Haití no habrá paz. Porque es un asunto parecido a lo que sucede con los chiitas y los sunitas en el Islam.

¿Qué entendemos nosotros que se debe hacer? En primer lugar estos países deben abandonar la idea de querer ser ellos quienes decidan en Haití. En segundo lugar dedicarse en serio a crear las condiciones para que en el vecino país haya un gobierno con fortalezas.

Por último deben entender que Haití debe ser para los haitianos, lo que implica dejar la injerencia. Pero esto sería después de agotarse un plan que contribuya a estabilizar y modernizar a Haití y eso es lo que menos han hecho.

Por: Francisco Tavárez, El Demócrata.