El presidente electo de Ecuador, Guillermo Lasso, celebra su victoria en unas elecciones que fueron cuesta arriba para él desde la primera vuelta, donde, por muy poco, se impuso al líder indigenista Yaku Pérez para pasar al balotaje. Lasso tiene razones de sobra para festejar, pues el ex banquero y empresario de 65 años logra finalmente ganar la presidencia ante el correismo de izquierda en su tercer intento.
Pero a Lasso, conservador de derecha, le espera el reto de intentar gobernar Ecuador al lado de un congreso dominado por el correismo que tiene 48 asambleístas ante solo 12 del moviento de Lasso. Este hecho es quizá lo que se esconde detrás de la frase: Insisto, esto no es el final, es el comienzo de una nueva etapa del ex candidato del correísmo Andrés Arauz al aceptar su derrota y felicitar a Lasso.
El moviento apadrinado por el ex presidente Rafael Correa, Unión por la Esperanza, y su ex candidato Arauz alcanzó poco más del 47 por ciento de los votos, mientras que el movimiento Creando Oportunidades de Lasso obtuvo el 52,5 por ciento de los votos. Esta corta distancia de solo 5 puntos entre ambos evidencia que el correísmo populista de izquierda fue derrotado en las urnas, pero aún tiene un bolsón de votantes importantes para mantenerse activo políticamente en el futuro.
Lasso deberá unir fuerzas en la Asamblea Nacional con sus aliados del Partido Social Cristiano que tiene 19 asambleístas y formar un bloque parlamentario de 31 e intentar ejecutar su agenda ante la mayoría correísta con la que quizá deberá negociar en algunos aspectos para aprobar iniciativas legislativas. Esto podría afectar la percepción popular de Lasso, pues parte de los votos que lo llevaron a la presidencia fueron votos anticorreístas.
En este contexto, al ex presidente Rafael Correa se le apreció decepcionado, pero tranquilo cuando felicitó a Lasso a través de Twitter desde su exilio en Bélgica, donde se refugia por las condenas de corrupción que pesan sobre él en el Ecuador. Correa sabe que su movimiento tiene una cuota de poder importante en la Asamblea Nacional.
El respeto a los acuerdos del gobierno del presidente saliente Lenin Moreno con el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunciado por Lasso es lo opuesto a lo que proponía el correísta Arauz. Otra promesa electoral de Lasso fue acabar con las políticas de izquierda impulsadas durante el gobierno de Correa. Veremos cómo puede cumplirla desde el Legislativo.
Otro reto de Lasso, quien se define como liberal, también pasa por lograr mantener la independencia del Poder Judicial en su promesa de combatir la corrupción, y que los correístas no intenten de algún modo desestimar las condenas a Correa y otros funcionarios afines al ex madatario como cartas en las negociaciones con el bloque de Lasso en la Asamblea Nacional.
Lasso asumirá el 24 de mayo y desde el día uno deberá, muy a su pesar, lidiar con sus adversarios y tartar de encontrar lugares comunes para llevar adelante las acciones para cumplir sus promesas electorales. El presidente electo tendrá la difícil tarea de no polarizar más al Ecuador y en sus conversaciones con la oposición se verá su mano para realizar una operación quirúrgica política sin efectos secundarios para el país. Si fracasa, podría generar las condiciones sociales para la vuelta al poder del correísmo de izquierda en el próximo proceso electoral.
Por José Andreu Figueroa. Miami, Florida