El triunfo de Xiomara Castro en Honduras y la palabra final en un discurso de “hasta la victoria siempre” ha revivido viejos demonios.
En el año 2009 Honduras le dio un golpe de Estado al presidente Manuel Zelaya por su relación con el expresidente venezolano Hugo Chávez. Su acercamiento hizo entrar en pavor al país por entender que el expresidente intentaba enrumbar al país hacia la nueva ola del comunismo.
El país ha tenido tres gobiernos consecutivos de derecha sin que se observen resultados importantes para la población. Ya sabemos que el discurso de izquierda es ideal para conquistar a las masas empobrecidas y desesperadas de Honduras.
Honduras es uno de los países más pobres de América Latina, matizado por la violencia de las pandillas. Fue el principal protagonista de una caravana de migrantes que salieron hacia la frontera con Estados Unidos buscando salir de la situación en que viven.
La sociedad más conservadora afirma que el giro a la izquierda del Partido de Xiomara Castro podría convertir al país «en una nueva Venezuela«.
También reveló su intención de consultar a la población sobre una posible reforma a la Constitución que abriera la puerta a una reelección presidencial. Y en cambio, ahora Libre plantea la formación de una Asamblea Constituyente de cara a la redacción de una nueva carta magna.
Estos son considerados indicadores de una visión comunista pues, se ha visto que en cuanto llegan a la presidencia es lo primero que hacen.
Estas cuestiones se unen a la incógnita sobre cuál será la influencia real de Zelaya en el mandato de su esposa.
Oficialmente, él es coordinador del partido y dijo que solo actuaría como «asesor» en el nuevo gobierno y esto hace que las comparaciones sean inevitables.
Aunque existe el temor de un gobierno de izquierda hay un poco de esperanza en el hecho de la alianza de Castro con Salvador Nasralla. Este presentador de televisión será el vicepresidente y es una persona considerada de centro y conservador.
La incorporación de Nasralla descafeinó a Libre como partido radical de izquierdas. Se ha dicho que hay acuerdos para que sea una izquierda moderada como la de Bachelet, Mujica o Ricardo Lagos, y no una izquierda chavista.
También se espera que Zelaya haya aprendido de su pasado y sepa que cuando se radicalizan los procesos la sociedad reacciona. Ahora falta saber cuál será la posición de Estados Unidos, su principal socio comercial y quien jugó un papel fundamental en el golpe de Estado.
Por: Francisco Tavárez, el Demócrata.
