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Presos y sin privilegios

En República Dominicana la cultura del militarismo y cuerpos castrenses siempre ha sido parte de una serie de privilegios

El caso Coral, y específicamente el caso del Mayor General Adán Cáceres Silvestre y del coronel Núñez de Aza, ameritan un mensaje a la sociedad de cero privilegios, de crear los referentes para que militares y policías que están en medio de las estructuras mafiosas que han sido parte del saqueo histórico en contra del pueblo, de las arcas del Estado, del erario, tienen que pagar, no pueden tener privilegios.

En este orden hemos tenido acceso a las restricciones que deben ser impuestas a los encartados y al conocerlas nos hace más sentido porqué la decisión de la jueza y de la insistencia del Ministerio Público, como lo hemos dicho en el Demócrata, de que fueran enviados a Najayo.

Estos internos de máxima seguridad se encuentran recluidos, no solo en privación de libertad, sino en estrictas medidas restrictivas, así lo ha dado a conocer la directora del nuevo modelo penitenciario Hilda Patricia Lagombra durante su participación en el programa El Día, entrevistada por Huchi Lora y Edith Febles.

En caso de que exista alguna condición médica se realizan excepciones, pero las medidas de seguridad cuentan con una sola hora de sol, mínimo tres horas al día, una llamada en el día o tres a la semana, derecho a la alimentación, en cuanto a la condición médica como lo establece para la población común penitenciaria, derecho a leer, a asistencia médica y psicológica.

Ha explicado la directora del nuevo modelo penitenciario que, los presos de alta seguridad, a diferencia de la población carcelaria común, están restringidos y tienen derecho a salir a la cancha solo una vez al día, mientras que la población común puede tener más acceso al sol.

En el interior de las celdas tienen una cama, un área de baño, una mesita para que puedan comer o leer, no cuentan con aires acondicionados, etc. Todo esto pone de contraste los privilegios a los que hubiesen tenido acceso en caso de que se hubiesen enviado a las cárceles destinadas para ellos como ya lo explicamos en otro de nuestros artículos.

Paradojas de la vida, un Mayor General que hace apenas semanas era un hombre todopoderoso, se sentía amo y señor de todo un emporio e instituciones militares, ahora está reducido a una hora de sol, a sentarse en una mesita y tener que compartir su hábitat con un baño y limitaciones estrictas. Ese es el mensaje de cuando se transgreden todas las normas y todo lo que involucra este esquema de corrupción. El mensaje está enviado para la sociedad y esperemos que de esto aprendamos todos. No nos alegramos de lo que sucede, pero es el peso de la ley y debe ser aplicado a todo el que las viole.

El uniforme solo se posee cuando se le sirve a la Patria y cuando se es un ejemplo de moralidad. En este caso apoyamos a la jueza en su decisión de enviarlos a una cárcel común como Najayo, cosa que debe seguir haciéndose con todo el militar o policía activos que se constituyan en una vergüenza para las fuerzas policiales y militares y, porque no, para toda la sociedad dominicana.

Por: Francisco Tavárez, el Demócrata