Lula gana en términos numéricos y porcentuales, pero Bolsonaro ha ganado en ánimo e impacto de sus seguidores. Pues los resultados son diametralmente opuestos a lo que habían vaticinado las encuestas.
Esto resultados son una bocanada de aire fresco a una fanaticada que había ido a unas elecciones con pocas expectativas y esperanzas. En el caso de Lula los resultados son un balde de agua fría ante un electorado que iba a unas elecciones con la plena seguridad. Todos pensaban que se iban en primera vuelta como habían vaticinado las encuestas.
El próximo paso de Lula es trabajar con la decepción y el posible desánimo que pudiera afectar a sus seguidores. Una campaña electoral es agotadora en todo el sentido de la palabra y por eso se trabaja para ganar en primera vuelta. Si ese objetivo no se consigue entonces los ánimos bajan.
El ballotage es el 30 de octubre, tienen 27 días para recomponer sus fuerzas comenzando por el convencimiento de los que quedaron fuera y armar alianzas.
Aquí nada está definido y todo puede pasar. A Lula todo el tiempo le dieron una ventaja sobre los 10 puntos, incluso hubo encuestas que llegaron a darle 17 puntos porcentuales sobre Bolsonaro. Sin embargo, al final la diferencia fue apenas de 5 puntos.
Esto aviva a los bolsonaristas, los lulistas deberán emplearse a fondo y no permitir que el desánimo les invada. Todavía tienen todas las posibilidades de alzarse con la victoria, pero aún tienen mucho trabajo por delante, quizá más que en la primera vuelta.
Por: Francisco Tavárez, el Demócrata.