Lo que sigue es la parte final de este documento, lo demás han sido publicados en este mismo diario en dos entregas anteriores.
Al final, más allá de todas las divisiones geopolíticas, algunas menos pronunciadas que otras, la población de Juana Méndez, ayudada por el resto de la nación haitiana, dio una lección de dignidad al presidente dominicano.
En lugar de quejarse, la población transformó las medidas de la RD en una vasta sinergia para removilizar la voluntad popular de cambiar la situación. El silencio místico de los haitianos, a quienes esperábamos ver congregados por miles en la frontera, fue suficiente para agitar a los dominicanos.
Estas aumentaron las manifestaciones y disturbios hasta bloquear las actividades de CODEVI. El pueblo dominicano sabe ahora que no hay medida tomada ni por tomar que sea capaz de influir en la voluntad de un pueblo decidido y razonado, que reivindica una causa justa.
Que el cierre y reapertura de las fronteras son obras de Luis Abinader, sin intervención ni petición del pueblo haitiano. Que nadie está por encima de la ley.
Que sus arbitrariedades, ya registradas en las páginas sangrientas de la historia, serán objeto de un juicio internacional que años, incluso después de su mandato, no puede debilitarse, como el juicio pendiente en Nueva York contra la barbarie, el genocidio de la masacre de 1937, perpetrado por su homólogo Raphaël Trujillo.
Además, la lucha legal continúa. Juana Méndez sólo ganó una batalla pacíficamente. En cualquier caso, los dos pueblos vecinos están condenados a vivir juntos. Sin embargo, el pueblo haitiano, a través de la población de Juana Méndez, exige una nueva definición de las relaciones diplomáticas y comerciales con la RD.
La trata de personas, la discriminación racial y el maltrato a los haitianos son repugnantes. Las deportaciones masivas recurrentes e irregulares constituyen un crimen de lesa humanidad.
Los productos enviados a Haití están terriblemente deteriorados, envenenados con los olores de un genocidio inminente. Si no se adoptan rápidamente medidas correctivas, los incidentes resurgirán de la nada.
Porque no hay fuerza ni diplomacia que pueda contener una injusticia que está en su apogeo, como las larvas de un volcán en erupción. El silencio o la retirada son sólo una utopía. Sólo medidas apropiadas y justas pueden generar una paz duradera.
Juana Méndez, 10 de octubre de 2023.
Los participantes de la unidad de la sociedad civil y los miembros firmantes: Mouvement Mutation Haïti (MMH), Albert Pierre Paul Joseph, Clément Pierre, Dionel Germain, Simpson Charles Amazan, Emmanuel Raphaël, Thony Desauguste, Hérald Myritil, Hervé Pierre, Patrick Emilien, Bélizaire James Dobson, Gérald Jean Charles, Saint Preux Rolanson, Roselène Pierre.
Por: Francisco Tavárez, El Demócrata