Tragedia en Las Yayas de Azua, dolor que pudo evitarse

Por Francisco Tavárez

Lo que sucedió en Las Yayas de Azua es una tragedia anunciada. Las patronales, celebraciones llenas de alegría y tradición, se transformaron en un escenario de muerte y dolor. Gente bebiendo, bailando y celebrando sin control alguno en plena carretera, mientras el tráfico seguía su curso como si nada pasara. ¿De verdad nadie pensó en cerrar la vía?

Esta situación refleja una peligrosa combinación de falta de planificación, sentido común y responsabilidad. La muerte de 11 personas no fue un accidente fortuito, sino una consecuencia directa de la negligencia y la indiferencia de quienes debieron prever y prevenir este desastre. La pregunta es inevitable: ¿hasta cuándo se permitirá este tipo de irresponsabilidad que pone vidas en riesgo?

Es hora de que tanto las autoridades como la comunidad reflexionen profundamente. No se trata solo de celebrar, sino de hacerlo de manera segura. Las patronales y otras festividades populares son parte integral de nuestra cultura, pero deben ser organizadas con criterio y previsión. No podemos permitir que la falta de medidas básicas de seguridad siga cobrando vidas.

Las autoridades locales deben asumir su responsabilidad y garantizar que, en el futuro, eventos de este tipo cuenten con las condiciones necesarias para proteger a la ciudadanía. Y la comunidad también debe ser consciente de los riesgos, exigiendo y cumpliendo con las normas establecidas.

La tragedia de Las Yayas de Azua debe ser un llamado a la acción, para que no tengamos que lamentar más muertes evitables en el futuro.

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