Un Grito de Dolor: Reflexiones sobre un Crimen Atroz

Por Francisco Tavárez

Un asesinato tan brutal y calculado como el perpetrado contra Yennely Andreyna Duarte Hilario, de apenas 18 años, merece una reflexión profunda y colectiva por parte de toda la sociedad dominicana. Este crimen no solo es un acto de violencia desgarrador, sino que también sirve como un trágico recordatorio del deterioro familiar y social que estamos presenciando en nuestro país, un deterioro que avanza a pasos agigantados mientras muchos prefieren hacer la vista gorda.

Ammy Hidalgo, la joven acusada de propinar al menos 15 puñaladas a Yennely, ha sido enviada a prisión preventiva por tres meses en el Centro de Corrección y Rehabilitación Rafey Mujeres. Sus declaraciones admitiendo su responsabilidad en el crimen y revelando que fue motivado por asuntos pasionales, así como los detalles escalofriantes sobre cómo perpetró el acto, han conmocionado a toda la nación.

Es difícil encontrar palabras para describir la barbarie de este acto. El hecho de que la autora del crimen haya sido captada en video comprando productos químicos con la presunta intención de drogar a su víctima antes de quitarle la vida, solo agrega más horror a esta tragedia. Yennely, en un acto desesperado por protegerse, presenta heridas en las palmas de las manos y la planta de los pies, un testimonio angustiante de su lucha por sobrevivir.

Pero la tragedia no termina ahí. Se ha revelado que el vehículo utilizado en el crimen pertenecía a la familia de la perpetradora, lo que arroja luz sobre la complejidad y la oscuridad que a menudo se esconde detrás de los muros de nuestros hogares.

Este caso es un llamado de atención para todos nosotros. Nos recuerda la urgente necesidad de abordar las profundas grietas que están socavando los cimientos de nuestra sociedad. La violencia, en todas sus formas, no puede ser tolerada ni ignorada. Debemos confrontarla de frente, desde las instituciones hasta nuestras propias comunidades y familias.

Es hora de que nos levantemos como una sociedad unida contra la violencia y la injusticia. Es hora de que exijamos responsabilidad y justicia para las víctimas y sus familias. Y es hora de que trabajemos juntos para construir un país donde la violencia sea una aberración y no la norma.

En memoria de Yennely Andreyna Duarte Hilario, y de todas las víctimas de la violencia en República Dominicana, debemos comprometernos a construir un futuro mejor. Uno donde la paz, la justicia y el respeto por la vida humana sean los pilares sobre los que se sustenta nuestra sociedad.

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