Editorial Por Francisco Tavárez:
Marileidy Paulino ha vuelto a llenar de orgullo a la República Dominicana con su medalla de oro, un logro que no solo destaca su inmensa capacidad, sino también su inquebrantable espíritu de superación y disciplina. Su éxito, sin embargo, nos lleva a una reflexión necesaria sobre el papel del Estado en el desarrollo y apoyo a nuestros atletas.
Es evidente que el talento y la determinación de Marileidy son excepcionales, pero no podemos ignorar que, en muchos casos, nuestros deportistas alcanzan la gloria a pesar de un sistema que debería impulsarlos, no frenarlos. El Ministerio de Deporte, que debería ser un motor de desarrollo para el talento nacional, ha sido utilizado con demasiada frecuencia como un refugio político, priorizando nombramientos por afinidad política en lugar de por mérito y conocimiento en la gestión deportiva.
Este patrón debe cambiar. Presidente Abinader, es hora de poner fin a la politización del deporte y comenzar a invertir de verdad en nuestros atletas. Necesitamos un sistema que desde la base apoye a los jóvenes talentos, que les brinde las oportunidades y recursos necesarios para competir al más alto nivel. No se trata solo de celebrar las victorias cuando llegan, sino de construir un camino que las haga posibles.
El triunfo de Marileidy es una inspiración, pero también un llamado de atención. Si queremos seguir viendo a nuestros deportistas en lo más alto, debemos asegurarnos de que el apoyo institucional esté presente desde el principio. No más excusas, no más nombramientos políticos. Es hora de hacer las cosas bien y de respaldar a nuestros atletas de manera consistente y efectiva.
¡Hagamos que el próximo oro no sea solo motivo de orgullo, sino también un testimonio de que en la República Dominicana, el deporte es una prioridad real!