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Por Francisco Tavárez
En las últimas semanas, la organización cívica no partidista, Participación Ciudadana (PC), ha sido blanco de múltiples ataques. Este domingo, se llevó a cabo una marcha financiada y planificada con el propósito de exigir su cierre.
Se trata de un intento claro de desacreditar a una de las instituciones que más ha contribuido a la transparencia y el fortalecimiento de la democracia en la República Dominicana.
Desde su fundación en 1993, Participación Ciudadana ha ejecutado más de 100 proyectos en favor de la justicia, la transparencia y el fortalecimiento del sistema electoral. Gracias a sus iniciativas, se ha logrado reducir el impacto de la corrupción en el sector público y mejorar el acceso a la justicia para comunidades vulnerables.
Pero, ¿quién se beneficia de su desaparición? Detrás de estos ataques se encuentran sectores con intereses oscuros, muchos de ellos involucrados en casos judiciales, que buscan debilitar los esfuerzos en favor de la rendición de cuentas. Quieren un país sin vigilancia, donde el abuso de poder y la impunidad campeen a sus anchas.
No caigamos en la trampa. Sin instituciones independientes que fiscalicen el poder, la corrupción avanza sin freno. Si destruimos lo bueno, solo quedará lo malo. Es responsabilidad de todos defender a las organizaciones que trabajan por una democracia más justa y transparente.
