Por Francisco Tavárez:
La destrucción de la Cordillera Central, la reserva ambiental más importante de la República Dominicana, plantea un desafío monumental para el recién designado ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Armando Paíno Henríquez Dajer.
Este patrimonio natural, ubicado en la provincia de Monseñor Nouel, Bonao, es una de las principales fuentes acuíferas del país, alimentando manantiales que sostienen gran parte de la geografía nacional. Sin embargo, su futuro está en grave peligro debido a la tala indiscriminada, el desmonte y la quema que están devastando la región.
Lo más alarmante es que esta destrucción no es obra de simples delincuentes comunes, sino de una red de complicidad que involucra a haitianos y dominicanos por igual. Mientras unos realizan el trabajo sucio, otros financian y promueven este crimen ecológico. La pasada administración de Medio Ambiente, encabezada por Miguel Ceara Hatton, hizo poco o nada para detener esta catástrofe, ignorando deliberadamente las denuncias y convirtiéndose en cómplices silenciosos de la destrucción.
El nuevo ministro, Paíno Henríquez, llega al cargo con buenas intenciones y una sólida preparación, pero hereda un ministerio plagado de estructuras corruptas que deben ser desmanteladas de inmediato. La tarea es titánica, pero ineludible. Si no se toman medidas contundentes, el legado de su gestión podría verse empañado por la inacción ante esta devastación ambiental.
Ministro Henríquez, el país necesita un cambio real. Es imperativo que se limpien las filas del Ministerio de Medio Ambiente, desde los niveles más altos hasta los encargados provinciales que han permitido, o incluso facilitado, esta agresión contra nuestra cordillera. Las mafias que operan dentro de la institución deben ser desarticuladas sin contemplaciones, independientemente de las presiones políticas o de los vínculos partidistas. La naturaleza no puede esperar.
Además, es necesario que el Ministerio de Medio Ambiente actúe en coordinación con la Procuraduría Especializada de Medio Ambiente para procesar judicialmente a los responsables. No basta con detener a los haitianos que participan en estos crímenes ecológicos; también se debe llevar ante la justicia a los dominicanos que los contratan y financian. La impunidad no puede ser una opción.
El país se enfrenta a una encrucijada. Si no se detiene la destrucción de la Cordillera Central, no solo perderemos un invaluable recurso natural, sino que también nos enfrentaremos a una crisis hídrica sin precedentes. La comunidad dominicana no debe ser solo un espectador en este proceso; es hora de que todos, desde las autoridades hasta los ciudadanos, tomemos acción para proteger nuestro patrimonio natural.
Ministro Paíno Henríquez, tiene en sus manos la oportunidad de marcar la diferencia. Su liderazgo será crucial para detener este desastre y garantizar que las futuras generaciones puedan disfrutar de los recursos que la Cordillera Central nos brinda. No permita que las mafias y la complicidad destruyan lo que aún podemos salvar. El país está vigilante y espera decisiones firmes y acciones concretas.
