Por Francisco Tavárez:
Es profundamente alarmante observar cómo algunos sectores empresariales están impulsando la eliminación de derechos laborales adquiridos, como la cesantía, bajo el argumento de que esta medida es necesaria para evitar la quiebra de muchas empresas. Esta postura no solo es injusta, sino también miope, ya que coloca a los trabajadores en una situación de vulnerabilidad en lugar de proteger sus derechos.
La cesantía, junto con otros beneficios laborales, es un derecho fundamental que garantiza una mínima estabilidad económica a los empleados en caso de despido. Proponer su eliminación es un retroceso que amenaza con desmantelar la seguridad social de los trabajadores y sus familias. En lugar de reducir estos derechos, deberíamos estar enfocados en mejorar las condiciones laborales, que han sido históricamente deficientes en muchos sectores.
Es imperativo considerar la posibilidad de aumentar la cesantía, no reducirla. Incrementar los salarios para que sean justos y reflejen el costo de vida actual es una medida necesaria y urgente. Asimismo, debemos extender las licencias de paternidad, maternidad y los días de vacaciones, que son derechos esenciales para la salud y el bienestar de las familias.
Reducir la protección de los trabajadores en un momento en que las desigualdades económicas son más evidentes que nunca es un error que puede tener consecuencias desastrosas. En lugar de debilitar los derechos laborales, el enfoque debería estar en fortalecerlos, creando un entorno en el que tanto empleados como empleadores puedan prosperar de manera justa y equitativa.
La crisis económica no debe ser utilizada como una excusa para despojar a los trabajadores de sus derechos. Al contrario, es precisamente en tiempos difíciles cuando la solidaridad y la protección social deben ser prioritarias. La lucha por mantener y mejorar las condiciones laborales es, en última instancia, una lucha por la dignidad humana.
