Por Francisco Tavárez:
El sistema educativo de cualquier país es la base sobre la cual se construye el futuro de una nación. En la República Dominicana, donde la educación pública ha sido un tema crucial y debatido, es esencial que se pongan en marcha políticas públicas que prioricen a los niños dominicanos. La situación es clara: con 2.3 millones de estudiantes en el sistema público, debemos asegurar que cada niño y niña dominicana tenga acceso a la educación antes de considerar la admisión de estudiantes extranjeros.
La educación gratuita es un derecho fundamental, pero en un país con recursos limitados, debemos establecer prioridades. El compromiso del Estado debe centrarse primero en garantizar que todos los estudiantes nacionales estén debidamente inscritos y reciban la educación que merecen. Esto no significa ignorar las necesidades de los estudiantes extranjeros, sino establecer un orden que asegure que los recursos disponibles beneficien primero a los dominicanos.
En la práctica, esto se traduce en una política pública clara: garantizar la inscripción de todos los estudiantes dominicanos antes de ofrecer cupos a estudiantes extranjeros. Si hay plazas disponibles después de asegurar la educación de los nacionales, entonces esos lugares pueden ser asignados a estudiantes extranjeros, siempre con la premisa de no desatender a los nuestros.
El futuro de la República Dominicana depende de una educación sólida y accesible para todos sus ciudadanos. No podemos permitir que ningún niño dominicano quede fuera del sistema educativo. Por eso, es urgente que las autoridades refuercen esta prioridad en las políticas educativas. ¡La educación de nuestros niños es primero!
