En los años 80 en América Latina se produjo una serie de crisis económicas que conllevaron a nuestros países a situaciones difíciles. De hecho esta década es conocida por los economistas como la década perdida ya que ninguna economía creció.
Como una manera de reactivar las economías y buscar una salida rápida se pensó en la dinámica de atraer inversión extranjera. Para ello se propició una especie de concurso general de la pobreza porque uno de los atractivos era la mano de obra barata.
Eso hizo que República Dominicana incurriera en una práctica perjudicial: permitir la entrada ilegal de haitianos, situación que permanece al día de hoy.
Así las cosas República Dominicana hizo de la mano de obra ilegal una práctica no solo de la inversión extranjera, sino de empresas locales. Al día de hoy se intenta poner freno a la situación pero pareciera que se les ha ido de las manos.
Según ha dicho el Director de Migración Enrique García, no sabe cuántos haitianos hay de manera ilegal en el país. Y esto es sumamente grave cuando el incumbente no sabe cómo anda esa situación.
La migración se va a incrementar porque en Haití se ha agravado la crisis económica y política. La inseguridad se ha adueñado de las calles dominada por bandas delictivas que viven del secuestro exprés.
Otro problema que tenemos es empresarios multimillonarios y familias pudientes que utilizan la mano de obra de los haitianos y luego no le pagan.
No cumplen con la ley que establece que el 80% de la mano de obra debe ser dominicana. La mayoría de las torres se construyen con la mano de obra barata y no reciben ningún tipo de beneficio. No reciben seguro médico, ni cotizan en la TSS.
Si queremos acabar con el negocio de los contubernios tenemos que enfrentar esas empresas y las mafias que en torno a ellas se erige.
Pedirle la nómina a esas empresas para ver si están cumpliendo con la cuota establecida por ley. A los supermercados y dueños de cadenas que producen lácteos, cítricos, vamos a auditarle la nómina.
Multemos y cerremos la licencia sanitaria que producen sus los productos con la mano de obra ilegal.
Además obligarles no solo a cumplir con lo establecido por la ley de la mayoría dominicana, sino a que no tengan ilegales en condiciones de esclavitud.