Por Francisco Tavárez
Ante el grave atropello cometido contra la comunicadora Claudia Pérez (La Tora), expresamos nuestra solidaridad y la más profunda indignación por la manera desigual, apresurada y excesiva con la que actúan algunas autoridades en determinados casos, mientras en otros impera la lentitud, la indiferencia o, peor aún, la impunidad.
Resulta alarmante que a La Tora la busquen con un operativo digno de una peligrosa criminal, como si se tratara de una amenaza pública, cuál era la necesidad, qué riesgo representa la Tora… mientras figuras como Antonio Espaillat, con más de 233 muertes provocadas por la tragedia del derrumbe del Jet Set, ni siquiera son tocadas por la justicia. ¿Acaso ese es el país que hemos construido? ¿Uno donde el peso de la ley recae con fuerza sobre unos, pero no roza siquiera a otros?
La justicia debe ser ciega, pero en nuestro país parece que solo cierra los ojos cuando se trata de proteger a los poderosos. Si alguien ha cometido un delito, que responda ante la ley, sin privilegios ni persecuciones. Lo que no podemos tolerar como sociedad es un sistema que aplasta selectivamente a unos mientras ignora olímpicamente a otros.
No se trata de defender a personas, sino de defender principios. Y el principio más básico en una democracia es la igualdad ante la ley.